Por Toni Calderón.
La artista valenciana afincada actualmente en Manchester, Ima Picó, dispone, en la actualidad, de una carrera artística cimentada en la multitud de experiencias e influencias que tras sus innumerables estancias en otros países ha ido adquiriendo. Su iconografía no es fruto únicamente de la extracción de determinados iconos occidentales de carácter urbano, publicitarios o referidos a determinados medios de comunicación ya que Ima Picó ha trabajado en Japón, Estonia, Finlandia, México, Irlanda del Norte, Inglaterra o Alemania por citar alguna de sus ultimas residencias y de todas estas experiencias ha ido aportando contenidos a su obra que tienen mucho que ver con lo que Nelson Goodman denomina formas de ver o de hacer mundo. Es una artista dinámica, que compagina su propio trabajo con la coordinación de numerosos eventos artísticos nacionales e internacionales. Esta relación continuada con numerosos artistas visuales y entornos cada vez más digitales de todo el mundo también va dejando señales e influencias tenues pero continuadas en su trabajo. No es Ima Picó una persona que viva al margen de su tiempo, más bien está en la dinámica de extraer de sus múltiples experiencias elementos que definan cada vez más y con más exactitud el complejo mundo visual en el que vivimos. Un interés que oscila entre lo puramente estético con un contenido sutil, femenino pues es uno de los motivos formales más presente en toda su producción artística y frío pues no forman parte de una trama, entorno o contexto definido. Sus imágenes y signos están en aparente contradicción, entre lo inocuo de una estética atractiva y la denuncia que en muchas de sus obras es muy perceptible por no decir directa. Una dicotomía entre el discurso y la forma que hacen que la lectura sea compleja e inquietante.
Como crítico de arte he tenido la fortuna de seguir su trabajo a lo largo de estos últimos años y he podido colaborar en diversas coordinaciones de eventos y exposiciones con una de nuestras artistas más internacionales. Es admirable la evolución que tiene su obra sin perder por ello ápice de su capacidad de síntesis. Es cierto que su obra deriva hacia una digitalización de la imagen cada vez más evidente. El uso de cajas de luz o el empleo de vinilos es el resultado de explorar nuevos soportes. No obstante, lo que más llama la atención es el camino que recorre para ir de obras aisladas, de formato convencional, a grupos amplios y complejos que llegan a ocupar enormes superficies. Recuerdo que en la elaboración de este proyecto desde un principio barajó la idea de environment entendido como idea completa de contexto y no tanto de exposiciÛn en un determinado lugar a priori inocuo. El que la obra forme parte de un entorno la hace menos convencional y al mismo tiempo más atractiva pues permite al espectador introducirse en un lugar capaz de escapar del espacio aséptico de una sala de exposiciones convencional. La visión del espectador y la relación con la obra es distinta, no es lo mismo contemplar, con distancia, una imagen, que estar en el espacio donde esta imagen se desarrolla, donde se genera y, por tanto, donde se relaciona con el espectador. Esta cuestión es un elemento determinante en la percepción de la misma.
Últimamente el empleo de vinilo hace que se la relacione con una nueva generación de graffiteros urbanos que han pasado del spray a la digitalización de su obra. Este proceso hace que se pierda la inmediatez del proceso para pasar a ser depositarios de un elaborado estudio dentro del ordenador. Sus murales, en la forma que no en el contenido, hacen que Ima esté, en este momento, más preocupada por los aspectos estéticos que de los contenidos que en estas últimas obras es más tenue. En sus inicios la obra era construida con sencillos programas informáticos, más preocupada por el realismo de sus imágenes pero ahora, en esta exposición, o mas bien habría que decir intervención, las figuras, signos y el contexto se ha simplificado significativamente en sus aspectos más conceptuales que no en los visuales pues el número de elementos que conforman la imagen es más amplio.
Si hacemos un análisis más teórico de su trabajo son evidentes las referencias al pop art de los años 60. Ima al igual que artistas predecesores incluye textos, signos y sobre todo elementos cogidos de la cultura popular. Es cierto que todo aquello que toma elementos de la cultura popular guarda, en la distancia, relación con estas tendencias. No obstante, hay una aproximación significativa entre el pop art y la obra de Ima Picó. En ambos casos se insiste en la incorporación de elementos cotidianos en las escenas artísticas con un interés de desvinculación funcional. En el trabajo de Ima Picó no es tan nítido este proceso y es obvio que los objetivos son ligeramente distintos. Aunque incluye viñetas, textos al modo del comic, abstracción de las formas e incorporación de signos propios de entornos informáticos muestra interés por utilizar una iconografía muy extendida que se conjuga con la incorporación de elementos tomados también de la fotografía. Hay una clara simbiosis entre lo real y lo digital entendiendo que ya formamos parte de un todo. En un entorno cada vez más virtual donde es difícil discernir qué es real y qué es ficción, donde la publicidad a gran escala es ya una realidad, propicia un entramado en apariencia amable aunque pleno de interferencias. Una vez más la comunicación es la clave, es decir, la capacidad que tiene una obra de arte de generar un discurso que proporciona un diálogo, más o menos fingido, entre lo representado y el sujeto que lo observa. Están ya lejos las miradas de complacencia, ajenas, débiles y reiterativas. Estamos ya inmersos dentro de un entorno en un momento decisivo donde la realidad y lo imaginado empiezan a entrecruzarse. Hemos asumido las posibilidades desmesuradas de comunicación y, sobre todo, somos conscientes de que están a nuestro alcance. En este escenario es donde artistas como Ima Picó son capaces de absorber, definir y concretar, a través de signos, un lenguaje que nos posibilita entender, en cierta manera, parte de lo que nos rodea.
Asistimos a un tiempo en el que las nuevas iconografías y las nuevas narrativas relacionadas fundamentalmente con el desarrollo de los nuevos medios, tales como internet, propician la creación, a través de estas herramientas, de unos lenguajes visuales capaces de aportar un nuevo universo de sensaciones. Ahora el medio no es sólo la herramienta que utiliza el artista para expresar una determinada forma de ver lo que le rodea. Hoy en día es necesario el conocimiento de las nuevas tecnologías tanto en su vertiente funcional como, sobre todo, hay que ser consciente de que son unos potentes medios de comunicación y relación global.
Toni Calderón 2008
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